Una colaboración americana-uruguaya será galardonada por desarrollar la primera terapia efectiva contra la Atrofia Muscular Espinal (AME)

EE.UU – 19/10/2018

Los colaboradores Adrián Krainer, del Laboratorio Cold Spring Harbor, y C. Frank Bennett, de Ionis Pharmaceuticals, recibieron el Premio Breakthrough 2019 en la categoría Ciencias de la Vida. Ganaron por el desarrollo de la primera terapia efectiva para la atrofia muscular espinal (AME), Spinraza.

El premio  honra los avances transforma
dores hacia la comprensión de los sistemas vivos y la extensión de la vida humana. El trabajo de Krainer hizo exactamente eso cuando desarrolló una nueva terapia para la AME basada en un proceso biológico llamado empalme de ARN. La AME es causada por un gen defectuoso de Supervivencia de la Neurona Motora (SMN1). Esta produce una proteína que es crucial para las neuronas motoras, las células nerviosas que controlan los músculos, llamadas SMN. Krainer y sus colegas de laboratorio, en colaboración con el equipo de Bennett, desarrollaron una forma de activar un gen de respaldo presente en todos los pacientes de AME llamado SMN2. Hacerlo causa que SMN2 produzca más proteína SMN crucial.

El fármaco resultante, nusinersen (Spinraza), se probó con éxito en ensayos clínicos, patrocinados por Ionis y Biogen, lo que resultó en la aprobación de la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) en diciembre de 2016.

Nusinersen es el primer tratamiento aprobado por la FDA para la AME y es el primero de una nueva y prometedora generación de terapias antisentido en desarrollo para varios trastornos neurológicos, cáncer y otras enfermedades.

«Creo firmemente en la importancia de la colaboración entre la investigación académica y la industria», dijo Krainer. “Frank y yo, y nuestros respectivos equipos, tenemos diferentes áreas de experiencia: empalme de ARN y farmacología antisentido. «Combinando nuestras fortalezas únicas, logramos lograr algo tan importante, de lo que miles de pacientes de AME ahora se están beneficiando».

«Trabajar con Adrián ha sido una de mis colaboraciones más agradables», dijo Bennett, «fue como dos corrientes de investigación básica que se unen. Fue casi mágico, la forma en que las cosas terminaron funcionando «.

La ceremonia de entrega del Premio Breakthrough se llevará a cabo el 4 de noviembre en el Centro de Investigación Ames de la NASA en Palo Alto, California.

 

Fuentes:

http://www.curesma.org/news/breakthrough-prize-krainer-bennett.html 

https://www.elpais.com.uy/vida-actual/oscar-ciencia-investigador-uruguayo.html

TENEMOS 10 PLAZAS GRATUITAS PARA UN CURSO DE MEDITACIÓN EN NUESTRA SEDE DE MADRID

Todos los Jueves a las 10:30 hasta las 12:30 horas de la mañana puedes asistir de forma gratuita al taller de meditación gracias a Ramón Leonato y la Fundación IFSU en colaboración con la Fundación Isabel Gemio.
El curso de meditación de ocho sesiones de duración  está diseñado para personas que quieren aprender a meditar por primera vez y especialmente para personas que están sufriendo alguna enfermedad, enseñamos una serie de técnicas que han sido y están siendo utilizadas en el Massachusetts General Hospital y en el New York Central Hospital, entre otros, con resultados beneficiosos para la salud publicados en diversos estudios científicos dirigidos por instituciones de investigación.

Podéis encontrar el dossier del curso en el siguiente enlace:

Programa Curso Meditación

Las plazas se adjudicarán por riguroso orden de solicitud.

 

 

 

Muchas gracias a todos por la estupenda presentación del libro de Isabel en Barcelona. Os dejamos fotos y prensa al respecto.

El pasado martes 16 de octubre Isabel presentó su libro «Mi hijo, mi maestro», en nuestra querida Barcelona, en un lugar maravilloso como La Casa del Libro de Rambla Catalunya con un aforo completo.  Lo agradecemos de corazón.

Os dejamos prensa y fotos al respecto.

PRENSA:  LA VANGUARDIA-JOANA BONET, EL PERIODICO, DIARIO DE LEÓNEL PERIODICO DE ARAGÓN, AQUI, AMB JOSEP CUNÍ-CADENA SER, CADENA SER CATALUÑA 29-10-2018.

 

 

 

Cálida presentación del libro de Isabel «MI HIJO, MI MAESTRO» en la Biblioteca Nacional de Madrid

Isabel ha presentado su  libro Mi hijo, mi maestro, en el que narra por primera vez la vida junto a su hijo con distrofia muscular, acompañada por la periodista Ana Pastor y la psicóloga Mª Jesus Álava Reyes.

Desde la Fundación sólo podemos decir, MUCHAS GRACIAS DE CORAZÓN.

En primer lugar, gracias a los medios de comunicación por su presencia, periodistas, representantes del mundo de la cultura, las letras, el teatro, televisión, radio, de la empresa. Especialmente, las federaciones y asociaciones de pacientes, personas afectadas y sus familias que han llenado el salón de actos de la Biblioteca Nacional de Madrid para estar con Isabel y escuchar su testimonio.

«Mi hijo es mi maestro, el Buda que cada día me demuestra el significado del presente, la verdadera dimensión de las cosas que importan y del amor. Gustavo es mi héroe, el héroe más real y valiente que conozco. Su heroicidad es continua las veinticuatro horas del día, sin un receso, sin una tregua. Es la resistencia más pertinaz que existe frente a una grave enfermedad, sabiendo que no hay salida posible. Solo la ciencia le da esperanza».

Mi hijo, mi maestro es el homenaje de una madre a un hijo ambos muy valientes. Hoy se ha demostrado ese cariño y conexión que describe el mismo libro que hay entre los dos, el hilo rojo.

Con la lectura de este libro se comprenden cosas, se aprenden otras muchas, y al final nos hace mejores. Nos despierta una gran sensibilidad y una inquietud por hacer algo para que la sociedad se conciencie de la realidad que viven las personas afectadas por estas crueles enfermedades minoritarias y que esta realidad nos concierne a todos.

Hoy nos han acompañado otras madres con historias similares sabiendo que es preciso combatir con fuerza y, sobre todo, con mucho amor. Lo hacen todos los días y son admirables.

Gracias a todos por asistir y por ayudarnos a investigar. Gracias a las personas afectadas por su coraje, a los investigadores por su trabajo incansable y a los medios por ayudarnos a hacer visibles esta realidad. También por abanderar la necesidad de luchar para mejorar la calidad de vida de todos ellos y sus familias.

La ciencia, la investigación son la única esperanza. Y un día venceremos con tratamientos y cura a estas crueles patologías.  Cada día estamos más cerca, eso es seguro. Lo que hay que intentar es que avancemos lo más rápido posible. Eso solo lo puede hacer el trabajo y la investigación.

Además, los derechos de venta del libro irán en parte destinados a la Fundación Isabel Gemio para la investigación de enfermedades neuromusculares, distrofias musculares y otras enfermedades raras.

Finalmente, muchas gracias a todos los que lo han hecho posible.

PRENSA:  HOLA,   EUROPA PRESS- CHANCEVANITATISBOLSAMANIA,   ABCEL ESPAÑOL,   ELDIARIO.ESLOOK-OKDIARIO.ESLA VANGUARDIALA NUEVA ESPAÑA,   DIEZ MINUTOSCORAZON RTVE, LIBERTAD DIGITAL, FARO DE VIGO, COPE, AGENCIA EFE, LA NUEVA ESPAÑA, EL NACIONAL.CAT, ESPAÑA DIARIO, EL LUCHADOR, AS, BRÚJULA NOTICIAS, ACADEMIA TV, CANARIAS7, TELEMADRID, COPE, LIBERTAD DIGITAL, HOLA.COMEL MUNDO. EXTRA ROSA EL MUNDO ROSA VILLACASTÍN, EL PERIÓDICO -ANA PASTOR,  ANTENA 3 – ESPEJO PUBLICO. LECTURAS, MUJERHOY.

Noticia de The Scientist: La edición genética restaura la expresión de distrofina en un modelo canino de DMD

En un estudio, los autores Amoasii et al. han probado esta técnica en un modelo de perro con DMD. Este presenta mucha características de la enfermedad humana.

«Este es un artículo muy emocionante ya que muestra que la edición de genes puede ser razonablemente [efectiva] en un modelo animal grande de DMD», Kay Davies, director de la Unidad de Genómica Funcional de MRC en la Universidad de Oxford y no estuvo involucrado en esto trabajo, dice GEN.

El tratamiento genético aprobado actualmente, el eteplirsen de Sarepta Therapeutics (Exondys 51), solo puede restaurar la distrofina a alrededor del 1% de los niveles normales. Y solo en algunos pacientes.

El trabajo anterior de los mismos autores, dirigido por Eric Olson en el Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas, y otros, ha demostrado en ratones y células humanas que el CRISPR-Cas9 administrado por virus puede aumentar los niveles de expresión mucho más alto que Exondys.

El año pasado, el grupo de Olson demostró que podría restaurar la producción de proteínas funcionales en ratones adultos.

En el estudio actual, los investigadores utilizaron vectores virales para administrar CRISPR directamente a los músculos de dos perros enfermos. Tras seis semanas de tratamiento, los animales produjeron la proteína en alrededor del 60% de los niveles normales en algunas fibras musculares. El examen microscópico mostró que la integridad muscular había mejorado.

La siguiente vez que el equipo administró los vectores en el torrente sanguíneo de otros dos perros. El animal que recibió la dosis más alta produjo distrofina hasta el 70% de los niveles normales en el músculo esquelético después de ocho semanas, y el 92% en el músculo cardíaco.

 

Anecdóticamente, los perros «mostraron signos evidentes de mejora de la conducta (correr, saltar). Fue bastante dramático», le dice Olson a Wired.

 

El trabajo aún está lejos de ser aplicado a los humanos. Olson le dice a Wired que primero están planeando ejecutar ensayos caninos a más largo plazo. «Solo tenemos que ser muy, muy, muy cuidadosos con esto», dice. «No queremos que se produzcan errores por intentar moverse demasiado rápido».

Estos datos en animales grandes apoyan que estos enfoques pueden ser clínicamente útiles para el tratamiento de la DMD.

Fuente: https://www.the-scientist.com/news-opinion/crispr-treatment-for-duchenne-muscular-dystrophy-helps-dogs-64740

Autor: Catherine Offord

 

Noticia de El Periódico Extremadura: Cena solidaria en Almendralejo a favor de la Fundación

ACTIVIDAD IMPULSADA POR BNI ALMENDRALEJO, CEAL Y ASEMCE

Isabel Gemio, invitada de honor de una gala benéfica de empresarios

Los organizadores y la presentadora se reunieron en Madrid para cerrar detalles. El evento es el 9 de noviembre en Payva y acudirán empresarios de toda Extremadura

Sergio Salguero, Ángel Barrera, Isabel Gemio y Enrique Muñoz, ayer en Madrid. – EP

 

 

RODRIGO CABEZAS prov-badajoz@extremadura.es ALMENDRALEJO
04/10/2018

La conocida presentadora extremeña Isabel Gemio será la invitada de honor de la gala benéfica empresarial que se celebrará en Almendralejo, concretamente en las instalaciones de Bodegas Payva, el 9 de noviembre. Empresarios de la localidad se reunieron ayer con la periodista en Madrid para cerrar los detalles de una cita que reunirá a empresarios de múltiples colectivos de toda Extremadura e, incluso, a otros llegados de otras comunidades.

Los tres colectivos tenían el deseo de organizar un encuentro multitudinario de empresarios en Almendralejo al tiempo que darle un matiz solidario, y ahí apareció la Fundación Isabel Gemio, una entidad que trabaja desde hace una década para recaudar fondos destinados a la investigación de enfermedades raras.

Los empresarios de Almendralejo propusieron a Isabel Gemio que los fondos recaudados en esta gala benéfica se destinaran, precisamente, a su fundación. La presentadora nacida en Alburquerque no solo aceptó, sino que además se reunió con ellos.

«Para mí es más que un honor recibir una noticia de este tipo. Es así cómo se cambia el mundo, con ideas generosas y altruistas», resaltó Gemio, quien añadió que «conseguir dinero para la investigación no es nada fácil en los tiempos que corren. Que la idea venga de empresarios de mi tierra me hace muy feliz. Esto no me había pasado en los diez años que llevo con la fundación».

La popular presentadora extremeña ha confirmado su presencia en la gala del 9 de noviembre y anima a todos los empresarios que puedan acudir a que lo hagan por esta buena causa.

Su libro/ Gemio aprovechó el encuentro con los almendralejenses para explicarles que tiene en proyecto publicar un nuevo libro en el que cuenta la historia de su hijo Gustavo que padece distrofia muscular y que, a sus 21 años, está en silla de ruedas. En la publicación, relata el día a día con su hijo y todas las particularidades que requiere una vida especial como la suya.

Durante la reunión, Isabel Gemio también explicó la problemática que existe con todas aquellas familias que tienen hijos con enfermedades raras. Asegura que ella se ha topado con muchos padres y madres desesperados porque, incluso, no sabían cuál era el diagnóstico y el nombre de la enfermedad qué realmente sufren sus hijos. Por esta razón, para ella la clave está en destinar recursos a la investigación.

La Fundación de Isabel Gemio trabaja en pocos proyectos, pero en todos ellos hay una una fuerte inversión en investigación. De hecho recordó a todas las personas que «la investigación ayuda a todos, tarde o temprano» y animó a contribuir.

FUENTE: EL PERIODICO EXTREMADURA

Ya está a la venta el libro de Isabel «MI HIJO, MI MAESTRO», un testimonio desde la verdad y el corazón, que intenta ayudar y compartir una experiencia de amor.

Por fin, ya se puede leer!!.

Disponible en los puntos de venta habituales, centros comerciales, librerías, y también por compra online.

No os lo perdáis porque no os vais a arrepentir.

Es un testimonio tan sincero que os atrapará desde la primera página y no podréis dejar de leerlo hasta el final.

Además con esa compra solidaria ayudáis a la investigación en enfermedades menos frecuentes.

PRENSA: SEMANA, HOLA, LECTURAS, EL ESPAÑOL, OKDIARIO, LA VANGUARDIA, ABC, VANITATIS, DIEZ MINUTOS, 20 MINUTOS, ARA

Noticia de la Agencia Europea de Medicamentos: Se actualiza la ficha informativa del Translarna

La Agencia Europea de Medicamentos es una agencia descentralizada de la Unión Europea ubicada en Londres. Es responsable de la evaluación científica, supervisión y el monitoreo seguro de los medicamentos en Europa. Protege la sanidad pública y animal en los territorios de los 28 miembros de la Unión Europea. También de aquellos países recogidos en la Área Económica Europea. Se asegura que todos los medicamentos sean sanos, eficaces y de alta calidad. Abarca un mercado de más de 500 millones habitantes en la UE.

De la ficha informativa, queremos destacar:

A Translarna se le ha concedido una «autorización condicional». Esta modalidad de aprobación implica que se espera obtener más información sobre este medicamento. La Agencia revisará cada año la información nueva que pueda estar disponible y esta información general se actualizará cuando sea
necesario.

Dado que a Translarna se le ha concedido una autorización condicional, la compañía que lo comercializa deberá presentar los resultados de un nuevo estudio en el que se compare Translarna con un placebo para confirmar su eficacia y seguridad.

 

En España, es la empresa PTC Therapeutics, Inc  quién investiga y desarrolla una terapia para pacientes con enfermedades raras y genéticas.  Translarna, nombre comercial de ataluren, tiene licencia en el Área Económica Europea. Sirve para el tratamiento de la mutación sin sentido de la distrofia muscular de Duchenne en pacientes ambulatorios de cinco años en adelante. Ataluren es un nuevo fármaco en investigación en Estados Unidos.

En julio 2018, la empresa ha anunciado la presentación de los datos del Ensayo 030 en fase II de Translarna. Demuestran que la seguridad y el perfil fármaco-cinético de Translarna en niños de dos a cinco años con mutación sin sentido de distrofia muscular de Duchenne, fue consistente con la de niños mayores.

 

Fuente: http://www.ema.europa.eu/docs/es_ES/document_library/EPAR_-_Summary_for_the_public/human/002720/WC500171815.pdf

 

Entrevista del XL Semanal a Isabel Gemio: «Hay días que sueño que mi hijo camina. Y es maravilloso»

En el último número de la revista XL Semanal, Isabel Gemio es entrevistada sobre la próxima publicación de su libro personal titulado «Mi hijo, mi maestro«. En el, relata su lado mas íntimo y familiar entorno a la enfermedad de Duchenne que padece su hijo Gustavo. A continuación, compartimos la entrevista completa.

 


 

Isabel Gemio muestra en este libro su dolor como nunca antes lo había hecho. Hace veinte años inició el que pensaba que iba a ser el camino más feliz de su vida: convertirse en madre a través de la adopción de un niño. Y lo ha sido, sin duda; aunque, desde entonces, asista al deterioro paulatino de su hijo Gustavo, que padece una de las enfermedades más crueles que existen: la distrofia muscular de Duchenne.

Otras mujeres y madres excepcionales acompañan a Isabel en esta narración, aportando su testimonio en situaciones parecidas; y Diego, el menor de sus hijos, escribe las últimas páginas a modo de homenaje a su hermano mayor.

Isabel Gemio es una mujer herida y desgarrada por dentro desde hace muchos años, que ve cómo se acerca el precipicio día a día. Lo sabe, lo cuenta y llora a cada instante durante nuestra conversación.

Los avances científicos son la única esperanza que le queda, y con la publicación de Mi hijo, mi maestro (Esfera de los libros) pide ayuda para recaudar fondos destinados a la investigación de estas enfermedades minoritarias y demoledoras. Ninguna madre, tampoco ella, está preparada para escribir el último capítulo de esta historia.

XLSemanal. ¿Cómo se siente después de haber escrito Mi hijo, mi maestro?

Isabel Gemio. Liberada, porque no veía el final. Empecé a escribirlo el verano pasado.

 

La enfermedad de Gustavo no tiene que ver con su origen. Puede pasarle a un hijo biológico. Mis hijos saben que no amo más a uno que a otro”

 

XL. ¿Por qué decidió hacerlo?

I.G. Llevaban mucho tiempo pidiéndome un libro de estas características y nunca encontraba el momento ni las ganas ni el convencimiento de hacerlo. Esta vez, mis circunstancias personales me han permitido ponerme a escribir hasta diez horas diarias.

XL. ¿Y su hijo Gustavo cómo se siente?

I.G. Él solo conoce un poco. Le ofrecí leerlo antes de entregarlo a la editorial, por si había cosas que no le gustaban y quería cambiar. Cuando vio el tocho de folios, me dijo que no se lo iba a leer. Entonces empecé a leérselo yo, pero nos pusimos a llorar los dos. Me dijo que no siguiera, que confiaba en mí y que prefería leerlo ya publicado.

XL. ¿Y Diego?

I.G. Ha leído más partes que Gustavo y a él también le ha costado mucho porque se emocionaba, su papel en este proceso tampoco ha sido nada fácil.

XL. Cuenta que, con siete años, Diego quería darle sus piernas a su hermano.

I.G. Cada noche teníamos que ponerle a Gustavo unas prótesis en las piernas que a él le molestaban muchísimo. Una de esas noches en las que Gustavo se resistía, se acercó Diego y me dijo: «Mamá, me gustaría darle mis piernas y mi hígado para que esté bien y pueda andar». Y más cosas que no cuento, porque no he querido hacer un libro dramático. Son enfermedades que no sufre solo el enfermo las veinticuatro horas de cada día, de cada semana, de cada mes y de cada año.

 

“No, nada es más cruel. Que me perdonen los padres que tienen hijos con cáncer. Para ellos, si termina mal, termina el sufrimiento. Esto es una condena lenta”

 

XL. Expone mucho su intimidad y la de sus hijos.

I.G. Por supuesto le pedí permiso a Gustavo porque hablo de cosas muy personales suyas. Respecto a mí, mi vida está expuesta desde hace muchos años sin que yo haya hablado nunca de mi vida personal. Pero, en este caso, los propósitos los tengo muy claros.

XL. ¿Cuáles son?

I.G. Recaudar fondos para la investigación, dar visibilidad a las enfermedades poco frecuentes que no tienen apenas espacio en los medios y hacer un homenaje a mi hijo, porque se lo merece. Yo tengo muchos altavoces y no voy a desperdiciarlos. He contado lo que yo he vivido y sentido desde que puse en marcha los papeles de la adopción, y todo eso él no lo sabe. Por lo tanto, creo que se va a emocionar y a descubrir una madre que no conoce.

XL. Cuando inicia el proceso de adopción, lo hace pese a los consejos de su madre.

I.G. Acababa de terminar una relación y decidí ser madre adoptiva soltera. Mi madre me decía que no me complicase la vida.

XL. ¿Nunca pensó que era mejor adoptar en pareja?

I.G. Sí; pero pasaba el tiempo, no tenía una relación estable y pensé que el padre ya llegaría, que el hombre que quisiera compartir mi vida tendría que aceptar al niño.

XL. Dice que, cuando inició la adopción, pidió por encima de todo, que fuera un niño sano.

I.G. Sí, insistí porque no me veía capaz de soportar el dolor que produce un hijo enfermo. Es la prueba más dura a la que se le puede someter a una madre. No creo que haya nada más doloroso que ver el sufrimiento de un hijo.

XL. Cuenta que la madre biológica de Gustavo había tenido más hijos con esta enfermedad y que no se comprobó si Gustavo la padecía también.

I.G. Es así, y esta es la paradoja de la vida: ¿no querías de esto? Pues te voy a demostrar que sí puedes. Ahora no pienso que la enfermedad de Gustavo tenga que ver con su origen, porque también te puede pasar con un hijo biológico. Una señora por la calle me preguntó si el enfermo era el niño adoptado, para quitarle importancia. Mis hijos saben que yo no amo más a uno que a otro.

XL. Una vez asignado el niño, viajó sola a recogerlo. ¿Por qué?

I.G. Porque la persona que era entonces mi pareja [Nilo Manrique] no tenía los papeles necesarios para poder viajar conmigo y yo no tenía hermanas que pudieran acompañarme.

XL. Llama la atención que no mencione en el libro a Nilo Manrique, el padre de sus dos hijos, con quien vivió y compartió sus primeros años.

I.G. En circunstancias normales, tras una separación cordial y civilizada, lo lógico hubiera sido que yo le diera espacio en este libro. Pero, desgraciadamente para mí y sobre todo para mis hijos, él cambió esas circunstancias y consiguió que mis hijos se alejaran de él; por lo tanto, no había posibilidad de contar todo esto de otra manera. Además, el libro va sobre ‘mi’ experiencia con mi hijo y lo que ‘yo’ he vivido con Gustavo. Y, si yo hablara de él, al día siguiente estaría en los medios dándome la réplica y contando su versión. Lo que yo he hecho en todos estos años, a pesar de las barbaridades, de las mentiras y del daño que nos ha hecho a mí y a mis hijos, ha sido callar y no contestar. No quiero darle pábulo para que mañana esté de nuevo diciendo cosas.

 

“Él [su exmarido, Nilo Manrique] se convirtió en otra persona. Estuvo dispuesto a perder a sus hijos, y los ha perdido”

 

XL. ¿Nilo fue importante en la vida de sus hijos?

I.G. Lo fue en su momento y tuvimos una relación maravillosa y, después, una separación amistosa. Yo luché denodadamente para que mis hijos no notaran esa separación y fue así durante mucho tiempo; hasta que cambió, se convirtió en otra persona y estuvo dispuesto a perder a sus hijos. Y los ha perdido. Y eso es muy doloroso, sobre todo para mis hijos.

XL. ¿Con todo lo que carga en su mochila, es más difícil rehacer su vida?

I.G. Sí, me he vuelto muy desconfiada, me cuesta mucho confiar en la gente.

XL. Se sabe que, desde 2015, mantiene una relación con Rafael López…

I.G. Nunca he hablado de esa relación ni de las últimas. No me escondo de nada, hago la vida que me da la gana, siempre la he hecho y la voy a seguir haciendo, pero no tengo que dar explicaciones. Soy una tía muy libre. Tengo la suerte de que mis últimas parejas han sido muy discretas y no se han manifestado ante las ofertas que han tenido por salir a hablar. La vida privada es sagrada.

XL. Cuenta que, ante los primeros síntomas, no quería que los médicos le dieran más información de la que era capaz de soportar.

I.G. Es que la doctora que atendía a Gustavo no tenía ninguna empatía, no tenía en cuenta el dolor que me producía oír todo aquello. Yo quería llorar, pero no podía hacerlo delante de ella porque la veía impertérrita, prefería llorar en casa. [Sus ojos se llenan de lágrimas]. Cada revisión era una tortura, salía destruida porque, delante del niño, oía cosas que me anticipaban lo que se aproximaba. Si yo ya veía que el presente era peor que hacía seis meses, ¿para qué adelantarme lo que iba a venir? ¡Ya llegará! No quería saber más. No todos somos capaces de aceptar según qué diagnósticos. Son espadas de Damocles que te ponen sobre tu cabeza.

XL. ¿Piensa que no es una mujer fuerte?

I.G. Me han hecho creer que soy muy fuerte; pero, con la enfermedad de mi hijo, he visto que no soy tan fuerte como imaginaba: me caigo muy a menudo y me cuesta levantarme. Ante el mundo, ante los míos y, sobre todo ante Gustavo, trato de mantener la compostura, aunque no siempre es fácil.

XL. Antes de cumplir Gustavo dos años acudió al médico, ¿qué pasó?

I.G. Pensaba que tenía un problema de hígado o de corazón. Tras hacerle unas pruebas, me dijeron que tenía una enfermedad minoritaria, rara, degenerativa y que su vida iba a ser corta y en silla de ruedas a los once años. Me lo dijeron todo en esa primera explicación. [Le tiembla la voz y llora]. Entré en shock, había ido con mi hijo a una consulta y no estaba preparada para escuchar eso. ¿Por qué te tienen que dar tanta información de golpe, sin prepararte psicológicamente? Aquello me dejó sin capacidad de reacción.

XL. ¿Cómo se prepara a alguien para decirle que su hijo tendrá una vida corta?

I.G. Yo no estoy preparada para aceptar ese desenlace. No puedo pensar en eso porque enloquecería; de momento, no estoy preparada. Por higiene mental, me prohíbo a mí misma asomarme a esa ventana de futuro, porque no puedo soportarlo. Uno se agarra a todo y, como desgraciadamente no soy creyente y no creo en los milagros, la única esperanza que tengo está en la ciencia.

XL. Dice que sus miedos han aumentado.

I.G. Muchísimo porque sé que no puedo faltar, ahora me da miedo hasta subir a un avión. Tengo miedo a la muerte, a no estar a la altura… Pero nunca jamás he deseado morir porque soy incapaz de dejar abandonados a mis hijos. Cuando he pensado que morir sería un alivio, luego me he sentido mucho peor.

XL. ¿Qué tal duerme?

I.G. Al principio tomé relajantes para dormir, porque mi voluntad estaba anulada, me encerraba en mi habitación, sufría ataques de ansiedad y necesitaba descansar y no pensar. Pero ahora no necesito tomar nada para dormir y hay días que hasta tengo sueños felices. sueño que mi hijo camina y ese es un sueño absolutamente maravilloso. Soy realista, pero sin enfrentarme al futuro porque ahí me paro, me lo prohíbo porque me aniquila y me deja devastada.

XL. Cuenta que huía de conocer a otras personas que pasaran por lo mismo.

I.G. Es verdad, no quería ver niños que estuvieran peor que mi hijo. Huía de todo eso y me metí en mi caparazón. Sin embargo, ahora asisto a encuentros con otras madres que tienen hijos con enfermedades incurables: hacemos catarsis, lloramos, reímos, merendamos, me las llevo al cine y al teatro… y decimos barbaridades.

XL. ¿Qué tipo de barbaridades?

I.G. Que no hay ninguna enfermedad más cruel que esta, ni siquiera el cáncer. Que me perdonen los padres que tienen hijos con cáncer; pero para ellos, si termina mal, termina su sufrimiento. En cambio, lo nuestro es una condena lenta, cruel, degenerativa, que va privándolos de su libertad, de su movimiento, de su ocio y de sus amigos, que los va aislando de lo que yo considero que es una vida digna. La única manera que tenemos de soportar el presente es no pensar en el futuro. Este libro le puede parecer duro a algunas personas, pero la realidad es mucho más dura todavía. [No puede evitar llorar. Nos damos un minuto de respiro].

XL. ¿Quiere que sigamos hablando de esto?

I.G. Sí; aunque lo cuento todo en el libro, a veces me cuesta verbalizarlo. Admiro a mi hijo porque es él quien debería estar desesperado, sin esperanza y sin alegría; y porque él es quien me da fuerzas a mí. Por eso lo he titulado Mi hijo, mi maestro. Si él -que no puede abrazarme y ni siquiera rascarse- amanece cada día cantando, cómo no voy yo a ser fuerte y a disfrutar del presente que tenemos juntos.

XL. ¿Qué le hizo cambiar de opinión, unirse a otras madres y contar su dolor?

I.G. Cuando contacté con la directora de la Asociación de Enfermedades Neuromusculares de Madrid, me dijo: «Isabel, los famosos se avergüenzan, nadie cuenta esto y nos cambiaría la vida que tú lo hicieras». Pasaron años hasta que conseguí dejar mis pudores a un lado, porque no me veía capaz de hablar en público de mi dolor; pero cuando vi a mi alrededor a tantas familias organizando eventos y meriendas de una manera tan generosa, vendiendo pulseritas para sacar mil euros… cambié de opinión.

XL. ¿Es más feliz Isabel Gemio ahora que hace veinte años?

I.G. ¡Sin ninguna duda! Yo me he comido mucho el coco siempre: fui una joven rebelde con el sistema y con la vida que le tocaba; tuve problemas con mis padres, sobre todo con mi madre, y nunca he creído en la felicidad absoluta, porque es efímera y huidiza. Ahora valoro mucho más los instantes de felicidad. Yo me quedo con esta Isabel, con la de hoy. ¡Seguro! Soy una persona herida, con una cicatriz muy profunda que trato de esconder, que tiene un dolor muy grande, pero que tiene muchos momentos de felicidad.

 

“No voy a aceptar cualquier oferta de trabajo por estar en esta situación. Ahora prima la juventud. La experiencia ni interesa ni se contrata”

 

XL. Cuando escuchó ese diagnóstico, estaba embarazada de cinco meses y presentaba con éxito el programa Sorpresa, sorpresa.

I.G. Sí. Diego fue un niño muy deseado, pero entré en pánico pensando que podía no salir sano. Tenía ataques de ansiedad, trabajaba cuatro o cinco horas en directo subida a unos taconazos, con nervios, tenía treinta y ocho años y era un embarazo de riesgo, tenía sangrados y me recomendaron reposo absoluto.

XL. ¿Por qué no hizo reposo?

I.G. No podía hasta que no terminara el programa y, en el fondo, estaba convencida de que ese embarazo saldría adelante, no me preguntes por qué. La vida a veces es justa y compensó todo aquel sufrimiento con un niño sano y maravilloso que no me ha dado problemas [sonríe por primera vez durante la entrevista].

XL. ¿Se preguntó alguna vez «por qué a mí» o «por qué a mi hijo»?

I.G. Nunca me he preguntado «por qué a mí». ¿Acaso soy diferente a miles de personas que pasan por situaciones parecidas? Pero sí me he preguntado por qué a mi hijo, sobre todo cuando veo que sufre. Cuando Gustavo me dice que no cree que exista Dios porque entonces no tendría esta enfermedad, yo le digo: «Cariño, no creo que si Dios existe sea él quien haya decidido que tengas esta enfermedad».

XL. ¿Esta situación le ha reforzado su agnosticismo?

I.G. No, yo no sé lo que daría por ser creyente, por llegar al convencimiento íntimo de que existe otra vida y que hay un Dios. Lo he intentado, me he acercado a todas las religiones, pero no lo he conseguido. Quizá el budismo, no tan dogmático, se acerca más a mi forma de sentir. Llevo muchos años haciendo meditación porque las respuestas hay que buscarlas dentro. Si tengo que aprender por qué la vida me da esta lección, no tengo otra que agarrarme a algo espiritual.

XL. ¿Cree que habrá quien piense que explota su dolor?

I.G. Cada uno es muy dueño de pensar lo que quiera, pero creo que la gente en general me respeta y hasta ahora he recibido mucho cariño. No sé lo que pasará después de publicar este libro; pero si algo he aprendido es que nunca complacerás a todos y que, al final, tienes que hacer lo que tu corazón te dicte, reconocerte en el espejo y ser coherente.

XL. ¿Por qué decidió crear una fundación propia en lugar de apoyar otras?

I.G. Cuando la Fundación Isabel Gemio nació, no había ninguna otra que se dedicara a la investigación de enfermedades minoritarias, éramos los únicos y, en estos diez años de vida, hemos logrado recaudar más de un millón y medio de euros. Creo que no me equivoqué.

XL. ¿Es complicado convencer a la comunidad científica, a los laboratorios y a los gobiernos de la necesidad de destinar recursos a la investigación de enfermedades minoritarias cuando los avances en la investigación de enfermedades mayoritarias salvan más vidas y son más rentables?

I.G. La Unión Europea ha dicho que el colectivo de enfermedades minoritarias es una cuestión de salud pública y ha pedido a los laboratorios que también investiguen estas enfermedades, porque pueden descubrir algo que sirva para una mayoritaria, como ya ha ocurrido. Si preguntásemos a los ciudadanos si preferirían que parte de sus impuestos se destinase a investigar para evitar enfermedades y sufrimiento, antes que a construir una nueva autovía u otra línea de tren, ¿qué crees que responderían?

XL. Pues no estoy muy segura.

I.G. Pues que nadie olvide que todos podemos caer enfermos, con una enfermedad mayoritaria o minoritaria. Y que todos deberíamos ayudar, no solo las instituciones públicas. Hay gente con la vida resuelta para tres y cuatro generaciones que no colabora por conseguir una sociedad mejor y que, encima, se queja por los impuestos que paga. Hay mucho cinismo y mucha hipocresía. Lo más difícil del mundo es conseguir que la gente dé dinero, incluso los que viven muy holgadamente. Yo preferiría que tanto mi fundación como este libro no fueran necesarios. Pero necesitamos mayor inversión en investigación, unidades de referencia en los principales hospitales, un registro de enfermos coordinado entre las autonomías… Y seguimos reclamando la Ley de Mecenazgo que incentive las donaciones de capital privado.

XL. Para terminar, ¿le gustaría volver a los medios?

I.G. Sí, porque yo no sé hacer otra cosa ni tengo negocios; pero no se trata de apetencias, es que yo necesito trabajar.

XL. ¿Es un momento difícil para los profesionales veteranos?

I.G. Totalmente, porque ahora prima la juventud. La experiencia ni interesa ni se contrata, y yo ya tengo cincuenta y siete años y llevo más de tres décadas en esta profesión. Y es un error porque lo mejor sale a partir de los cincuenta. Yo me siento en la plenitud de mi capacidad profesional y lo digo con sinceridad y humildad: creo que ahora lo hago mejor que hace veinticinco años, porque la solidez, la personalidad, el carisma y el detalle solo se adquieren con la experiencia.

Yo no he sabido moverme en los despachos, no me gusta llamar para ofrecerme, no sé venderme ni tengo una productora… solo sé presentar. He tenido algunas ofertas y lo agradezco mucho. Si quisiera trabajar, ya habría empezado a hacerlo en septiembre, pero no estoy dispuesta a hacer según qué cosas. No voy a aceptar cualquier oferta: no echo de menos la primera línea.

XL. Esto solo es posible si puede aguantar económicamente la situación.

I.G. Bueno, tengo un patrimonio, no he hecho locuras y no necesito demasiado para vivir. Si tiene que ocurrir, ocurrirá; y, si no, me reinventaré.

 

 

 

Autor: Virginia Drake

Fuente: https://www.xlsemanal.com/personajes/20180923/isabel-gemio-entrevista-hijo-enfermedad-distrofia.html